La utopía de la comodidad

Más de una vez, mientras sonaba mi alarma a las 6:00 AM, pensé en cómo sería mi vida si mis clases fueran desde casa, con un horario más cómodo y con libertad para comer e ir al baño, y me prometía que si eso pasara sería mucho más eficiente y estudiosa.

Este 2020 la vida cambió para todos y nos hizo reflexionar sobre lo frágil que es una rutina, aunque nos hayan inculcado todo lo contrario, pintándola como inquebrantable y exitosa. Nadie estaba preparado para enfrentar lo que llamamos pandemia, ni siquiera cuando, como país, tuvimos 3 meses de ventaja y, hoy, ya pasamos de tener 15 días de vacaciones a 6 meses de encierro y sigue sumando….

La implementación de las clases online fueron un choque a la realidad, primero porque era una prueba de que el futuro era incierto y que el presente debía continuar, pase lo que pase; y segundo, porque no nos detuvimos ahí, normalizamos los delivery de supermercados, intercambiar lo menos posible de efectivo, los trámites por internet e incluso comenzamos con pymes manejadas desde Instagram y Facebook.

Aunque no es fácil acostumbrarse, ya que lo material no lo es todo. No es lo mismo pedir a la puerta de tu casa un jugo natural de tu local favorito, si no lo compartes con la persona que solías hacerlo, porque finalmente la rutina no solo era tu comida, tus clases y deportes, también lo eran las personas que hacían que todo lo anterior fuera de lo más placentero para tu día.

Seguimos tratando de llenar vacíos del corazón, buscamos cualquier excusa para un abrazo de tus padres o para una llamada con un familiar, amigo e incluso profesor, ya ni siquiera nos importa si es videollamada y no estamos arreglados, porque al fin y al cabo solo quieres ver la sonrisa de la otra persona y sentir su cercanía.

Y así, volvemos a enlazarlo con, en su momento, la rechazada rutina. Estudiar desde la comodidad de tu cama no es tan paradisiaco como parecía, nosotros como alumnos hemos cambiado nuestra personalidad en clase; los que menos hablaban ahora son los que no apagan su micrófono, el “mateo” a veces ni hace sus tareas y deja a medio curso sin las respuestas, los que jamás hablaron ahora son grupos en los ABP, y por supuesto nuestros profesores, que desde el primer día adornaron su espacio de grabación con adornos que habían en sus salas, que ahora juegan online con nosotros, y que han hecho participar a todo el curso en los ejercicios y, claramente, nunca se distanciaron de nosotros.

Estos meses han sido un desafío para todo el mundo, y aunque los contagios todavía continúen vemos resultados amenos en otras áreas. El desarrollo digital llegó para quedarse, los avances en medicina cada vez nos acercan más a la normalidad, y el cariño que estamos acumulando, espero que jamás desaparezca de nosotros y que empecemos ahora a demostrarlo. Dejen de esperar a mañana para la llamada, a fin de mes para empezar un reto, aplazar a fin de año todas tus metas o al fin de la pandemia para volver a vivir, disfruten ahora con lo que tengamos y a quienes tengamos, la vida no es más que un pequeño instante.

Monserrat Lobato Pincheira
Cuarto Medio B
Colegio Concepción San Pedro